Un cerezo florido en primavera
nacido de su propio corazón.
A punto de morir; está abrazando
desde la cruz a todos, perdonando
el Cristo del Amor y del Perdón.
fue alzando año tras año su estatura;
creció su fortaleza y su ternura
dando el fruto de amor que amor le diera.
Lo cortó el leñador. ¿Quién lo dijera?
Sin perder su vigor y su hermosura,
fue surgiendo del “Hombre” la figura;
se hizo carne del Cristo la madera.
Le soñaron los ojos que lo vieron,
las manos carpinteras que lo hicieron,nacido de su propio corazón.
A punto de morir; está abrazando
desde la cruz a todos, perdonando
el Cristo del Amor y del Perdón.
Delante de la cruz, los ojos míos,
quédenseme, Señor, así mirando
y, sin ellos quererlo, estén llorando
porque pecaron mucho y están fríos.
(Poema de Bernardo Velado Graña)
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